Todos los años el 13 de octubre se celebra el Día del Abogado en Bolivia, una jornada conmemorativa dedicada a los profesionales que se encargan de defender a otra persona ante los tribunales. Los abogados están «llamados a orientar el correcto rumbo de la defensa de los derechos, la justicia y la libertad, así como cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes».
La Federación Boliviana del Colegio de Abogados instituyó como el Día del Abogado el 27 de julio de cada año, en homenaje al nacimiento del jurista Pantaleón Dalence Jiménez. Sin embargo, esa fecha fue modificada por el Primer Congreso Nacional Extraordinario del Colegio de Abogados de Bolivia, estableciendo el 13 de octubre como el Día del Abogado en homenaje a la primera Facultad de Derecho de la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, fundada en 1681.
Esta jornada está dedicada a la noble profesión de la abogacía, «ad vocatus», que en latín significa: llamar, abogar; es decir, la persona que tenía el enorme caudal de conocimiento y como tal, podía defender a otra persona en los tribunales o ante el Senado.
En este día tan especial, en que se recuerda el Día del Abogado en Bolivia, quiero enviar un mensaje cordial y de sincera felicitación, a tod@s mis colegas bolivianos, y a tod@s aquell@s profesionales de la Abogacía que día a día, se dedican a defender una tras otra, todas las causas y conflictos que se les pone a su conocimiento, con la esperanza de que (sea como héroes o villanos) promuevan la lucha por la Justicia, con base en el Derecho, defendiendo principalmente los derechos más elementales de la persona humana.
A pesar de los malos conceptos, la ingratitud y el desprestigio de que alguna vez (o talvez siempre) somos víctimas, es importante recordarle a la sociedad -y por qué no: a nosotros mismos-, que nuestra función tiene un carácter eminentemente social, dado que como parte de la sociedad en que vivimos -ubi societas ibi jus- siempre nos hallamos invocados para defender tanto intereses públicos como privados, y en esta noble tarea, muchas veces, o casi siempre, nos olvidamos de discriminar si una persona (sea hombre o mujer) es o no el más avezado de los delincuentes, si participó o no en algún régimen dictatorial o democrático de nuestro pasado histórico, si fue por propia voluntad o determinado por las circunstancias, o si en su caso, es tan inocente que no entiende de policías y juzgados, dado que jamás los necesitó en toda su vida (aunque siempre exista una primera vez)..(Tren Fugitivo)